La nueva realidad de la pobreza en Colombia
Recientemente el Departamento Nacional de Planeación socializó las nuevas metodologías y los resultados de la medición de la pobreza en Colombia. Este trabajo se realizó como consecuencia de la falta de unanimidad de criterio para presentar resultados en materia de política social, derivada de los cambios efectuados en las metodologías de las encuestas de hogares en 2006.
El empalme y los nuevos cálculos fueron efectuados por la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (MESEP), la cual está conformada por expertos del Banco Mundial, la CEPAL, el DANE, el DNP e investigadores académicos. No solo se ajustó la metodología a la nueva información disponible, sino que se reconsideró la composición de la canasta familiar y se incluyeron, como componente de los ingresos, algunos subsidios estatales.
Las nuevas cifras son resultado de dos metodologías: la ‘incidencia de la pobreza y la pobreza extrema por ingresos’, y el ‘Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)’, este último desarrollado por la Universidad de Oxford. La primera metodología consiste en establecer un nivel de ingreso de los hogares para determinar su mínimo poder adquisitivo de subsistencia de acuerdo con una canasta básica, y la segunda, en establecer quince variables que analizan la pobreza de manera integral; el no cumplimiento de las condiciones mínimas en cinco de las variables establecidas incluye al hogar dentro de la pobreza por IPM.
Los resultados fueron dados a conocer recientemente a la opinión pública y tenidos en cuenta para la definición de metas en el Plan Nacional de Desarrollo. En primer lugar, las nuevas cifras nacionales son más optimistas que la percepción general existente y su evolución en los últimos años: comparado con el 45,5 por ciento de habitantes que se encontraban debajo de la línea de pobreza en 2009 y de 44,1 por ciento en 2010, este indicador, según las nuevas cifras, se redujo en tres puntos porcentuales pasando de 40,2 por ciento en 2009 a 37,2 por ciento en 2010, lo cual representa alrededor de un millón cien mil colombianos que salieron de la pobreza en este periodo . Por otra parte, 870 mil personas superaron su situación de indigencia, representando una reducción de 2,1 puntos porcentuales a 2010 . Adicionalmente, las cifras reflejan que el número de por IPM se redujo en 1.5 millones entre 2008 y 2010.
Si bien las nuevas cifras dan un aire de confianza a las entidades encargadas de la medición y planeación de la política pública, así como una mejor perspectiva para el gobierno en cuanto a presentación de resultados y definición de metas, se ha decidido manejar con discreción la información debido no solo a las críticas derivadas de la metodología, sino a que el panorama, aunque más favorable, sigue siendo preocupante. En cuanto al primer punto, la principal crítica que ha recibido la nueva metodología es que las resultantes reducciones en los indicadores de ingreso son producto, en cierta medida, de la reducción de los nuevos parámetros de la línea de pobreza y de indigencia, los cuales quedaron en $187.079 y $83.581, respectivamente. A los reducidos valores se suma que no todas las entidades territoriales presentan el mismo costo de vida, lo cual implica factores como desplazamientos, inflación y grado de intervención del gobierno local.
En cuanto al segundo punto, la población pobre sigue representando una gran proporción de la población total: son 16,4 millones de personas pobres y 5,4 millones de individuos en pobreza extrema. Adicionalmente, la desigualdad no tiende a reducirse sino que por el contrario, se mantiene con ligeros aumentos, pese al sostenido ritmo de crecimiento que ha tenido el país en los últimos años, lo cual ubica a Colombia dentro de los países más desiguales de la región y del mundo.
Estos resultados, contrastados con el ritmo de crecimiento que ha caracterizado al país en los últimos años, muestran que existen razones implícitas y estructurales por las cuales, aunque el ingreso agregado se incremente, los mecanismos de distribución no son los más eficientes. Factores como el conflicto armado, la alta concentración del capital, las restricciones para el acceso al crédito y el diseño ineficiente de ciertas políticas tributarias y de los vigentes sistemas de protección social, fomentan la informalidad, la exclusión y la ilegalidad.
Por consiguiente, el actual panorama social ha establecido nuevos retos en cuanto a reducción de pobreza y desigualdad para el gobierno nacional, el cual ha anunciado que reducirá la pobreza al 22% al término del mandato vigente. El gobierno local debe también ajustarse a las nuevas mediciones teniendo en cuenta sus críticas e implicaciones, orientando las políticas sociales y tributarias a la obtención de metas consecuentes y sostenibles que ayuden a mejorar los resultados de los actuales indicadores.
Recientemente el Departamento Nacional de Planeación socializó las nuevas metodologías y los resultados de la medición de la pobreza en Colombia. Este trabajo se realizó como consecuencia de la falta de unanimidad de criterio para presentar resultados en materia de política social, derivada de los cambios efectuados en las metodologías de las encuestas de hogares en 2006.