Índice de Competitividad de Ciudades 2022
Durante 2021 el PIB registró un incremento anual de 10,7 % y de 2,9 % si se compara frente a 2019, lo cual contrasta con la caída observada en la economía de 7,0 % en 2020.
En lo que va corrido de 2022, este impulso en la recuperación ha sido más fuerte. Tan solo entre los meses de enero y julio la actividad productiva ha crecido en 9,9 %. Un comportamiento similar, aunque en menor magnitud se observa en materia de pobreza y desempleo. En 2021, 1,4 millones de personas salieron de la pobreza y la proporción de población desocupada fue de 13,7 %, 2,4 puntos porcentuales menos a lo observado durante 2020. A pesar de lo anterior, factores que podrían contrarrestar los avances registrados hasta el momento se agudizan en este fin de 2año, haciendo aún más apremiante consolidar progresos en las agendas subnacionales de competitividad. Por un lado, la incertidumbre en el panorama económico internacional a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, la crisis logística y la disrupción en las cadenas globales de valor, suponen un importante reto para la recuperación económica global. Un fenómeno que ha sido acompañado por un inusitado incremento en el nivel de precios en buena parte de las economías.
En el contexto interno, la inflación, que no es exclusiva de Colombia, se ubica en niveles históricamente altos, muy por encima del rango meta fijado por la autoridad monetaria. En este sentido, los aumentos esperados en la tasa de interés para estabilizar el nivel de precios ralentizarán la actividad económica, la cual se espera siga un ritmo más moderado en el segundo semestre del año. Proyecciones de la OCDE, el FMI, Fedesarrollo y MinHacienda ubican el crecimiento del PIB al finalizar 2022 en 6,5 % en promedio.
A nivel regional, la crisis por el COVID-19 fue particularmente desafiante para las economías locales. El impacto de la pandemia no fue homogéneo entre regiones, de modo que este hecho ayudó a profundizar las ya existentes brechas en términos de desarrollo. Si bien, en 2021 se observó una tendencia generalizada de recuperación en los indicadores económicos y sociales en las regiones, lo cierto es que no todos lo hicieron al mismo ritmo. Un resultado que pudo verse explicado por las limitaciones en materia de recursos y capacidades, y a la implementación efectiva de medidas de política que respondieron a las necesidades de la población y del aparato productivo.
Muestra de lo anterior es la reducción dispar en la incidencia de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad en las 23 ciudades y áreas metropolitanas principales del país durante 2021. Por ejemplo, mientras que el área metropolitana de Bucaramanga registró una caída de 10,6 puntos porcentuales en la tasa de pobreza monetaria (35,5 %), de otro lado, Riohacha logró un avance de tan solo 0,5 pp (56,6 %). De igual forma, mientras Ibagué redujo la pobreza extrema en 8,3 pp (4,9 %), Quibdó presentó un incremento en este indicador de 0,3 pp (30,4 %).
En respuesta a lo anterior, es fundamental considerar estas asimetrías regionales con el fin de implementar iniciativas de política focalizadas al ámbito subnacional que conduzcan a una convergencia en materia de desarrollo y permitan la superación de los desafíos particulares que enfrentan cada población y territorio. Precisamente, el Índice de Competitividad de Ciudades (ICC) 2022, es un ejercicio que se ha consolidado desde 2018 por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, con el objetivo de servir como insumo a la gestión de los gobiernos locales, al ofrecer un diagnóstico certero acerca del estado competitivo de las 32 ciudades capitales del país.
La presente edición del ICC incluye 106 indicadores, conformados a partir de datos duros, no de percepción. Por lo tanto, constituye una herramienta de diagnóstico riguroso de la situación de las ciudades, de tal forma que la sociedad civil, el sector privado, y la academia puedan contar también con herramientas para ejercer sus roles de forma informada, oportuna y pertinente. Uno de los elementos que se destaca en esta publicación, es la ampliación de las brechas de desempeño entre las ciudades en los pilares que guardan una fuerte relación con la reactivación económica.
Por ejemplo, en el pilar de mercado laboral, la diferencia en puntaje entre el mejor y el peor de la medición aumentó a 5,1 puntos. Algo similar se presentó en los pilares de adopción TIC, salud, educación superior y formación para el trabajo, entorno para los negocios, tamaño del mercado, entre otros. Adicionalmente, se encuentra que 13 ciudades y áreas metropolitanas registraron una caída en el puntaje general de la medición respecto al recálculo del año anterior. Un elemento que denota un menor desempeño relativo de estas frente a las regiones lideres en el escalafón.
Los aspectos mencionados constituyen señales de alerta hacia donde deben dirigirse las acciones e iniciativas de los actores que inciden de una manera u otra en la competitividad municipal. El diseño de buenas políticas públicas requiere de evidencia, y su implementación debe basarse en resultados, más allá de sus motivaciones. Esperamos que este insumo puesto a disposición de las ciudades, sus gobernantes, sector privado, sociedad civil, y academia, pueda contribuir a la construcción de sociedades y economías más prósperas, en las que sus habitantes logren mayores niveles de bienestar, siendo este en definitiva el objetivo que nos une.
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