La mujer y su rol en el mercado laboral en Bogotá
El día internacional de la mujer instaurado internacionalmente cada 8 de marzo nació para conmemorar las jornadas de reflexión y acción ligadas a los movimientos socialistas de Estados Unidos y Europa a comienzos de siglo XX, que reclamaban mayores participaciones en el sufragio y se declaraban contra la esclavitud sexual. Como coincidencia de las efemérides, en este día también se recuerda la huelga de costureras de 1857 de las fábricas de textiles de New York que buscaban unas mejores condiciones laborales y jornadas de trabajo más laxas.[1]
Con motivos de esta fecha tan especial, en la que se conmemora el día de la mujer trabajadora y los avances logrados por ellas en su rol en el desarrollo económico, la Dirección de Estudios Socioeconómicos de la Secretaria de Distrital de Desarrollo plasma en la presente nota editorial una reflexión sobre los avances de la mujer en el ámbito del mercado laboral, un análisis situacional de las condiciones laborales actuales y una perspectiva sobre puntos a mejorar.
En este orden de ideas, los resultados en la materia evidencian que a pesar de los avances recientes en participación laboral de la mujer, en 2014 aún se mantienen las brechas históricas en cuanto a la participación y generación de plazas laborales contra las mujeres y a favor del género masculino. No obstante, los empleos que se crearon en 2014 para el género femenino muestran serios indicios de calidad en cuanto al mejoramiento de las condiciones laborales y las formas de contratación. Ahora bien, respecto al porcentaje de personas que se encuentran sin empleo, son las mujeres de la ciudad las que siguen registrando un desempleo por encima del dígito, desfavoreciendo en mayor medida a las jóvenes y con dificultades asociadas para conseguir enmenor tiempo un empleo.
Esta nota editorial se encuentra dividida en tres grandes núcleos: primero, muestra las reflexiones sobre el mercado laboral de las mujeres, las formas de vinculación, los principales sectores y categorías ocupacionales que priman, y las condiciones de calidad del empleo generado. En segundo término, muestra lo sucedido con las mujeres desempleadas en la ciudad, sus características y la duración del desempleo. Todo lo anterior reflejando la tendencia de los últimos siete años, pero con mucho énfasis en el análisis en 2014. Por último, se presentan las grandes conclusiones y reflexiones a considerar en el tema.
La participación en la mujeres aumenta, pero las brechas se mantienen
Según la información suministrada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas DANE, la población de Bogotá alcanzó un total de 7.760.431 personas, de las cuales el 48,3% son hombres y el restante 51,7% mujeres. Aunque sigue predominando la cantidad de mujeres que hombres en la capital, en los últimos siete años, poco a poco la participación en el total de la población de la mujer en la capital ha venido cediendo terreno, pues en el 2007 la participación de ellas fue 52,4%, es decir, una disminución relativa en un corto periodo de tiempo y que de paso ha sido poco abordada en análisis demográficos de pertinencia en el tema.
Adentrándonos en lo relacionado con el mercado laboral, la tendencia evidencia que la participación de las mujeres en Bogotá aunque ha aumentado diez puntos en los últimos siete años, las brechas de género se han reducido de manera muy marginal en este mismo periodo, es decir, solo tres puntos porcentuales. Mientras los hombres tienen una amplia participación en el mercado laboral en 2014 (78,9%), la población femenina alcanzó la cifra de 66,6%. De hecho, mientras en 2013 la brecha entre los dos indicadores alcanzó los 11,7 puntos entre un género y otro, en 2014, la brecha se amplió a 12,3 puntos, lo que indica que los hombres ganaron más espacio en la presión que ejerce la población sobre el mercado laboral.
A pesar que en ambos géneros este indicador es el más alto del país, el aumento en participación, para el último año la tendencia muestra una favorabilidad para los hombres. Mientras estos aumentaron el indicador de participación en 0,8 puntos porcentuales de 2013 a 2014, las mujeres lo hicieron en el global en 0,2 puntos.
“En Bogotá seis de cada diez mujeres están empleadas”
En Bogotá para el registro de 2014 había 1.977.480 mujeres empleadas en cualquier forma de trabajo remunerada o no. Esta cantidad redundó en una tasa de ocupación anual de 59,7%, evidenciando que, aproximadamente 6 de cada mujeres en la capital se encuentra con un empleo u ocupación. Este indicador es el más alto del país dentro del grupo de trece ciudades principales, que en el promedio registraron un nivel de ocupación de 53,5%. Como aspecto a resaltar, Barranquilla, ciudad que mostró excelentes resultados en ocupación y desempleo en 2014, tiene la menor tasa de ocupación para el género femenino, 45,5%, lo que indica que la generación de empleo en esta ciudad se sesgó hacia el género masculino.
A pesar de mostrar los resultados más altos en el país y resultados históricos en la serie de información disponible desde 2007, la tasa de ocupación de las mujeres refleja la misma brecha en cuanto a participación respecto a los hombres de la capital. La brecha entre un género y otro en 2014 fue de 13,6 puntos porcentuales, pues la tasa de ocupación de los hombres en la ciudad para ese mismo año fue 73,3%, una cifra que en el mediano plazo se muestra difícil de alcanzar para el género femenino.
Ahora bien, el último año mostró excelentes resultados en el panorama de la ciudad, generando 111.731 nuevos empleos, estos empleos según género fueron favorables para los hombres respecto a las mujeres; donde los primeros lograron ocupar 70 mil nuevas plazas en la ciudad y las mujeres se quedaron con 41 mil nuevos puestos de trabajo.
La calidad del trabajo en 2014 de las mujeres en Bogotá presentó mejoras; destacando el aumento de la tasa de asalariadas y una mayor conformidad con el trabajo
La creación de empleo en la ciudad está muy relacionada con la capacidad productiva existente, la cual refleja en la generación de valor agregado una amplia participación del sector servicios, seguido del comercio, y en menor proporción, la industria manufacturera. En efecto, la reflexión aquí expuesta tratará de observar la calidad de esas nuevas plazas de trabajo en las que se empleó la mujer, en función de las ramas de actividad económica, la categoría ocupacional y la conformidad o no en la labor ejercida, entre otros aspectos.
Para empezar, el principal sector donde se encontró empleada la mujer de la capital en 2014 fue el sector de servicios sociales, comunales y personales, sector que por sí solo representa cerca del 60% del Producto Interno Bruto de la capital. En materia laboral, en 2014 el 32% del total de mujeres ocupadas en la ciudad se vinculó al sector de servicios, mientras que en el sector de comercio, restaurantes y hoteles la proporción de mujeres fue 29%. Para este mismo año, los nuevos empleos que generó el sector de servicios para las mujeres fueron 16 mil, aumentando en 3% respecto a 2013. Adicional a esto, el sector comercio fue el que más plazas laborales creó para las mujeres, con 21 mil nuevos empleos.
Respecto a la posición ocupacional, el 50,2% de las mujeres se ubicó como obrera o empleada de empresa particular, aumentando 4% respecto a 2013, es decir, 34 mil mujeres más en esta categoría. Este excelente resultado no se vio opacado por las nuevas 16 mil mujeres que se emplearon como trabajadoras por cuenta propia, es decir, que laboraron de forma independiente.
Adicional a lo anterior, a pesar de contar con un menor peso relativo dentro de las formas de ocupación, la categoría ocupacional que mayor presentó variación positiva en 2014 fue empleada doméstica, la cual aumentó el número de empleos en 6%, es decir, 7.807 nuevas empleadas en otros hogares.
Como contraste de los dos últimos años, las mujeres ocupadas en la categoría patrona o empleadora presentaron una considerable disminución de 8.643 empleos, es decir un variación negativa de 13%. Sin embargo, esta disminución no tiene muchos efectos en la dinámica laboral y ocupacional de las mujeres, pues solo representa el 2,9% del total de ocupadas en la capital.
Por otra parte, y consecuente con la reflexión sobre la calidad del empleo, la proporción de asalariadas en la capital de país presentó un mayor aumento anual respecto a los hombres[2]. Mientras las residentes en la ciudad aumentaron la categoría de asalariadas de 53,4% a 54%, es decir 0,6 puntos; en los hombres el aumento fue de 0,1 puntos, pasando de 58,6% a 58,7%.
Respecto a las trece ciudades principales del país, Bogotá se mantiene en el pedestal de la generación de empleos de calidad en el país, aunque el comportamiento histórico de ambas series conserven la misma tendencia creciente en los últimos cuatro años, las brechas de la capital y el promedio de las trece áreas metropolitanas de interés se reducido de siete a los cerca de cuatro puntos porcentuales.
En el mismo orden de ideas, del total de mujeres ocupadas, el 33% se encuentra inconforme con su trabajo, este gran grupo engrosa lo que se considera como subempleo. Un resultado a mostrar en materia laboral en el último año es que el subempleo femenino y masculino, ambos, presentaron una reducción de 2 puntos porcentuales.
Observando al detalle lo sucedido, en 2014 en la capital, cerca de 11 mil mujeres empleadas se encontraron más conformes con su ingreso recibido y 23 mil más con las horas laboradas. En contraste a lo anterior, pero con una proporción menor, un total cercano a las 6 mil mujeres manifestaron estar inconformes con las competencias de su labor, es decir, realizaban una actividad no acorde a sus competencias adquiridas.
Respecto a las trece ciudades principales del país, la diferencia aún sigue siendo considerable, pues en el promedio la tasa de subempleo de las trece áreas es de 29,2% para 2014, presentando una tendencia igual a la baja respecto a los últimos años.
Como síntesis de la evaluación en la calidad del trabajo de la mujeres en la ciudad, al margen de las diferencias abismales en cuanto a la generación de mayores puestos de trabajo para los hombres y de unas cifras aún altas en cuanto a subempleo y cantidad de mujeres no asalariadas; la calidad del empleo para las mujeres en la capital presentó mejoras sustanciales en el último año, en parte porque los empleos generados en el sector de servicios y de comercio, los máximos generadores de empleo para este género, se dieron en condiciones aptas, con la garantía de un salario y unas prestaciones sociales (empleadas de empresa particular).
El ingreso laboral en la mujeres en 2014 cayó 3,1%
Dos aspectos son claves en el análisis del subempleo, y su disminución, que son: la conformidad con el ingreso laboral y las horas trabajadas. De hecho, aunque las mujeres con empleo en la capital en el año se encontraron más conformes con su ingreso laboral, el cual en el promedio mensual fue de $1.062.046, la variación porcentual, en términos reales, fue negativa, cayendo 3,1% de un año a otro.[3]
En 2014 tanto el ingreso laboral real de los hombres como de las mujeres cayó, en el evento de las comparaciones, mientras el ingreso real de los primeros cayó 0,6%, en el género femenino la disminución fue mucho más desfavorable. Incluso, esta des-favorabilidad se percibe de igual manera en el contraste con otras mujeres en el promedio de las trece ciudades principales, donde se presentó un incremento real del ingreso laboral de 1%.
Respecto a las horas laborales semanales, las mujeres de la ciudad registraron en 2014 un promedio de 43 horas semanales, siete horas menos que los hombres. Esta diferencia, redunda en la carga que aun poseen las mujeres en los oficios del hogar y que implica en ellas distribuir un menor tiempo en la semana para ejercer labores productivas.
Siete de cada diez mujeres ocupadas en la ciudad tiene contrato
Otro resultado obtenido a partir de la encuesta de hogares realizada por el DANE son los otros aspectos que se relacionan con la calidad el trabajo de las mujeres en la ciudad. En efecto, del total de mujeres ocupadas el 69,5% de ellas tiene un contrato de trabajo (verbal o escrito). Para 2014, esta cifra, es mayor a la conseguida por los hombres de la ciudad (67,2%). Esto indica que el 30% de las ocupadas, en términos aproximados, realiza la labor de forma independiente sin relación laboral alguna (empleada- empleador).
Del total de mujeres en la ciudad que trabajan con un contrato de trabajo, el 31% pacta su labor de forma verbal y el 69% restante de forma escrita. Estas participaciones no se han modificado en los últimos cinco años, lo que evidencia una inestabilidad no resuelta en un gran grupo de mujeres de la ciudad. Este criterio de inestabilidad se relaciona en conjunto con la poca proporción de mujeres que cotizaron al sistema de pensión, siendo este último factor prestacional un componente vital para una vejez tranquila.
En los últimos cuatro años se ha evidenciado una mejora en los indicadores de cotización al sistema, sin embargo, cerca de la mitad de las mujeres empleadas aún no se encuentra cotizando a una bolsa pensional. Por tanto, para no acrecentar en un futuro cercano la bomba pensional y los gastos fiscales que esto implica, es necesario profundizar las acciones de política pública para asegurar la jubilación futura de ese amplio sector de ocupadas independientes que hoy en día están fuera del sistema.
"El 66% de las mujeres en Bogotá realiza su trabajo en un local u oficina"
El lugar de trabajo y los oficios específicos realizados por las mujeres también son factores característicos para el análisis del mercado laboral en la ciudad. En efecto, el 66% de las mujeres en la ciudad realiza sus actividades laborales dentro de un local fijo o una oficina, cifra que se contrasta con el 60% que se percibe en el género masculino.
Siendo la oficina el lugar más importante donde se desarrolla el trabajo de la mujer en Bogotá, no sobra también destacar que, el 13% realiza su trabajo en otras viviendas, lo que guarda relación con el empleo doméstico en otros hogares. Además, el 11% de las mujeres en la ciudad realiza su trabajo desde su casa.
En este mismo orden lógico, los principales oficios que categorizan la labor de la mujer en el desarrollo económico y productivo de la ciudad se resumen en la siguiente tabla:
Aproximadamente, el 50% de los oficio realizados por la mujeres en la ciudad se circunscriben a seis oficios principales, donde la labor de vendedoras, a domicilio, de loterías y periódicos, y las mercaderistas ocupan el primer lugar en participación con un porcentaje sobre el total de ocupadas de 13,2%.
Aunque la participación es de solo 5,7%, el oficio de ‘guardia de seguridad, aseadora y limpia ventanas’ fue el que más aumentos registró en 2014 respecto a 2013. Relacionado con esto, en 2014 fueron 20 mil mujeres más que se ocuparon con este oficio, seguida de los 17 mil oficios más como ‘vendedoras y mercaderístas’ y las 14 mil más como ‘almacenistas, bodegueras y auxiliares administrativas’.
Como contraste, el oficio que presentó una disminución en 2014 en el número de ocupadas fue ‘comerciantes y propietarias’ con 18 mil ocupadas menos. Lo anterior guarda relación con la caída que presentó en el año la posición ocupacional de patronas o empleadoras en la ciudad.
El desempleo de las mujeres en 2014 fue 10,3%
El desempleo que tuvo Bogotá de 8,7% en 2014 fue un reflejo de una mayor ocupación laboral de los hombres respecto a las mujeres; esto debido a que, mientras la tasa de desempleo de los hombres de la ciudad disminuyó de 7,6% a 7,2% año a año (0,4 puntos), en el caso de las mujeres la disminución relativa fue menor, de 10,6% a 10,3% (0,3 puntos).
Aunque la tasa de las mujeres sigue siendo más alta que los hombres y las brechas entre un género y otro se mantiene en los últimos años alrededor de los tres puntos porcentuales, Bogotá se ubicó en 2014 como la segunda ciudad con menor desempleo femenino después de la ciudad de Bucaramanga (9,6%). Esta última ciudad, alcanzó para sus habitantes el tan anhelado resultado de un desempleo femenino de un digito. Bogotá está muy cerca de lograrlo.
Ahora bien, Bogotá está muy distante del resultado de otras ciudades principales, donde la tasa del promedio de las trece principales fue 12,3% en 2014. En este ranking, Cúcuta es la ciudad con mayor desempleo femenino en el país, 17,4%, seguida de Pereira (15,7%).
Del total de mujeres desempleadas en la ciudad, que en el total suman 227.758 para 2014, el 93,2% son cesantes, es decir, habían tenido un trabajo u ocupación con anterioridad en la búsqueda de este empleo. El restante, 6,8% de las desempleadas son aspirantes, mujeres que por primera vez se aventuran en la búsqueda de trabajo en la ciudad.
En el plano histórico, la proporción de las mujeres que buscan conseguir un empleo por primera vez se ha visto mermada por la participación de las mujeres desempleadas con algún tipo de experiencia. Este fenómeno puede estar relacionado con la combinación de actividades remuneradas paralelas con las actividades personales de estudio y/o del hogar. Este fenómeno de precarización de actividades alternas incide en que cada vez más mujeres hayan adquirido algún tipo de experiencia específica, así esta experiencia no haya sido en el campo de la formalidad laboral.
Dentro de otras consideraciones, los jefes de hogar tienen una mayor proporción a participar en el mercado laboral, debido a la carga familiar y presupuestal que ello acarrea. En términos de género, el desempleo de las mujeres jefes de hogar en la ciudad presentó un aumento de 0,1 puntos porcentuales, al ubicarse en 6,3%. Por al contrario, los hombres jefes de hogar en la ciudad lograron ubicar su nivel de desempleo en 4,2%, y presentar una disminución para el último año de referencia de 0,4 puntos.
El desempleo femenino afecta a las jóvenes
Ahora bien, según rango etario, el desempleo en la ciudad afecta más a las mujeres entre las edades de 14 a 28 años, es decir las jóvenes, quienes en 2014 presentaron un nivel de desempleo de 17%. Esta tendencia estructural se ha mantenido en los últimos años, sin medidas y acciones que aun mejoren la situación en favor de ellas.
Como complemento del análisis juvenil, los (as) jóvenes que no estudian ni trabajan (NINIS) muestran una tendencia creciente en ambos géneros en 2014, sin embargo, en los hombres el incremento se muestra más acentuado (de 12,4% a 12,8%). La alta proporción y la gran brecha existente entre jóvenes, evidencia problemas de inclusión e inserción en el mercado juvenil. Ahora bien, estos resultados indican que las dinámicas de inclusión juvenil aunque siguen siendo favorables a los jóvenes (hombres), en 2014 presentaron un desmejoramiento de inclusión.
Retomando los otros grupos etarios, la gráfica 11 muestra el desempleo en las mujeres de la tercera edad inferior a los otros grupos poblacionales, esto es por la poca participación de estas en el mercado laboral, sustentado en una tasa global de participación que hoy en día es cercana al 24%. Sin embargo, el desempleo que si ha presentado aumento en estos siete años corridos es en el rango de las mujeres de 46 a 60 años, las cuales tienen una alta tasa global de participación (72%) y una tasa de ocupación estancada en el 67% desde hace tres años.
Por otra parte, el tiempo de búsqueda de empleo en la ciudad aunque sigue siendo alto en el país y en Bogotá (18 semanas en promedio), en los últimos siete años se ha presentado una leve mejoría en este indicador. No obstante, conseguir un empleo en Bogotá se les facilita más a los hombres. Como se mencionó con anterioridad, se crean más nuevas plazas a favor de estos y el tiempo de duración es de cerca de dos semanas menos que las mujeres para conseguir un empleo.
Como forma de reflexión sobre el tema del desempleo, se observa que; el desempleo en la ciudad sigue afectando más a las mujeres que los hombres, en especial en el grupo de las jóvenes, a pesar de tener una mayor proporción de estas con un grado de experiencia, y sustentando en una mayor duración para conseguir un empleo en la ciudad.
Conclusiones.
Todo lo comprendido hasta aquí, evidencia un avance de las mujeres en cuanto a participación en el mercado laboral de la ciudad. Sin embargo, las brechas entre mujeres y hombres persisten estructuralmente a lo largo de estos últimos siete años que se eligieron en este análisis.
Para resaltar, en cuanto a dinámicas demográficas aunque sigue predominando la proporción de mujeres sobre hombres (51,7% y 48,3%, respectivamente), en los últimos siete años esta participación ha cedido mucho terreno en muy poco tiempo, factor que debe ser analizado prioritariamente en los estudios poblacionales.
Adentrándonos en el ámbito del mercado laboral, la brecha de participación laboral que presentó tendencias muy favorables hacia la mujer, en 2014 presentó un leve aumento. Mientras en 2013 la brecha entre los indicadores de participación alcanzó los 11,7 puntos entre un género y otro, en 2014, la brecha se amplió a 12,3 puntos, lo que indica que los hombres ganaron más espacio en la presión que ejerce la población sobre el mercado laboral.
Teniendo en cuenta lo anterior, la tasa de ocupación también evidencia las mismas brechas entre un género y otro. No obstante, se estiman que aproximadamente 6 de cada mujeres en la capital se encuentra con un empleo u ocupación. Este indicador es el más alto entre el grupo de las trece principales ciudades. De hecho, aunque servicios es el máximo empleador de las mujeres en la capital, fue el sector comercio el que más plazas laborales creó para ellas, con 21 mil empleos.
Dentro de otros aspectos, el 50,2% de las mujeres se ubicó como obrera o empleada de empresa particular, aumentando 4% respecto a 2013, es decir, 34 mil mujeres más en esta categoría. Esto incidió, en que la proporción de asalariadas en la capital de país presentó un mayor aumento anual respecto a los hombres.
En efecto, el 66% de las mujeres en la ciudad realiza sus actividades laborales dentro de un local fijo o una oficina, cifra que se contrasta con el 60% que se percibe en el género masculino. Ahora bien, aproximadamente el 50% de los oficios realizados por la mujeres en la ciudad se circunscriben a seis oficios principales, donde la labor de vendedoras, a domicilio, de loterías y periódicos, y las mercaderistas ocupan el primer lugar en participación con un porcentaje sobre el total de ocupadas de 13,2%.
En lo que concierne al desempleo, la caída del indicador en la ciudad en 2014 favoreció más a los hombres que a las mujeres, en razón de que la tasa de desempleo de los hombres de la disminuyó de 7,6% a 7,2% año a año (0,4 puntos), en el caso de las mujeres la disminución relativa fue menor, de 10,6% a 10,3% (0,3 puntos).
Ahora bien, según rango etario, el desempleo en la ciudad afecta más a las mujeres entre las edades de 14 a 28 años, es decir las jóvenes, quienes en 2014 presentaron un nivel de desempleo de 17%.
Todo ello se complementa en que conseguir un empleo en Bogotá se les facilita más a los hombres. Como se mencionó con anterioridad, se crean más nuevas plazas a favor de estos y el tiempo de duración es de cerca de dos semanas menos que las mujeres para conseguir un empleo.
[1] Ver más: http://www.unwomen.org/es/news/in-focus/international-womens-day
[2] La medición de empleadas asalariadas indica por metodología que estas surgen de la sumatoria de las obreras y empleadas de empresa particular y las obreras y empleadas del gobierno. Las otras categorías ocupacionales se consideran, en esta forma de medición, como no asalariados.
[3] El Ingreso laboral del año 2014 y 2013 fue deflactado con los resultados del IPC a precios constantes de 2014.
El día internacional de la mujer instaurado internacionalmente cada 8 de marzo nació para conmemorar las jornadas de reflexión y acción ligadas a los movimientos socialistas de Estados Unidos y Europa a comienzos de siglo XX, que reclamaban mayores participaciones en el sufragio y se declaraban contra la esclavitud sexual. Como coincidencia de las efemérides, en este día también se recuerda la huelga de costureras de 1857 de las fábricas de textiles de Nueva York que buscaban unas mejores condiciones laborales y jornadas de trabajo más laxas.