El control de la inflación ¿Solo un problema de la política monetaria?
El país registró una inflación de 1,06% en el pasado mes de enero, tasa que equivale al 23,6% del extremo superior la meta planteada para 2008 por la Junta Directiva del Banco de la República o al 26,5% del punto medio del intervalo que constituye dicha meta. Cualesquiera sea el referente utilizado, la inflación de enero, la más alta en los últimos cinco años, desborda los estimativos de la autoridad monetaria y, desde ya, pone en entredicho el cumplimiento de esta meta, por cuanto en los próximos meses muy probablemente se mantendrá este crecimiento de precios, en especial de los alimentos, ya que las decisiones en materia monetaria, crediticia y cambiaria no determinan exclusivamente el comportamiento de la oferta de los bienes y servicios que compone la canasta de consumo de la población, en particular la de los productos del sector agropecuario.
Este resultado pone de manifiesto, desde ya, que la meta de inflación establecida por la autoridad monetaria corre el riesgo de ser una apuesta excesivamente optimista1 si se tiene en cuenta el comportamiento de algunos factores que, como las alzas de los precios del petróleo y de los alimentos a nivel mundial, son ajenos a su órbita de influencia y que de alguna manera jalonan y explican parcialmente la tendencia alcista de precios que registra el país. Para algunos analistas, no haber ponderado debidamente la incidencia de estos factores no es más que una ligereza e improvidencia en la toma de decisiones.
Del análisis de la información del Índice de Precios al Consumidor del DANE se concluye la estrecha relación entre el comportamiento de los precios en general y el de los precios de los alimentos en particular. Por lo menos en la historia reciente, el grupo alimentos ha sido el componente del IPC que ha determinado en lo fundamental la variación de precios del conjunto de bienes y servicios que constituyen la canasta de consumo. Tener clara este hecho es necesario para que las medidas que se propongan y adopten para controlar la inflación, no sean más que palos de ciego y para que no se reduzcan solamente a la órbita monetaria.
Lo anterior implica que, si se quiere reducir la inflación hay que aumentar la oferta de los productos de consumo, especialmente de los alimentos responsables del incremento de precios, lo cual se logra incrementando la oferta para el mercado doméstico ya sea por la vía de la expansión de la producción interna o por la de las importaciones. Sin embargo, es de tenerse en cuenta que en la actividad agropecuaria, la cual está determinada por las condiciones climáticas, los niveles de producción no se pueden modificar a voluntad del productor, como el caso de la industria manufacturera, en cortos períodos de tiempo, por lo que es de esperarse que la oferta de alimentos no se modificará por lo menos en los primeros cuatro meses mientras los cultivos de ciclo corto se siembran, cosechan y comercializan.
El país registró una inflación de 1,06% en el pasado mes de enero, tasa que equivale al 23,6% del extremo superior a la meta planteada para 2008 por la Junta Directiva del Banco de la República o al 26,5% del punto medio del intervalo que constituye dicha meta.