El reto de una mejor distribución del ingreso en Bogotá
La desigualdad en los ingresos se ha convertido con el paso de los años en un problema universal al cual los gobiernos están poniendo cada vez más atención. En años anteriores se pensaba que para generar bienestar social solo bastaba garantizar crecimiento económico sostenido en los países, pero al observar fenómenos de segregación espacial y económica, se entendió que además de crecimiento económico deben existir políticas redistributivas que permitan que la riqueza sea para toda la población. La desigualdad implica el acceso cada vez más diferenciado a las oportunidades, al ingreso y consumo, a los espacios y servicios públicos, a la educación y tecnología, al empleo, entre otros factores. Grandes brechas entre ricos y pobres generan inestabilidad política y social, caracterizada por violencia, criminalidad, inseguridad y frecuentes levantamientos y estallidos sociales, razón por la cual el Foro Económico Mundial del año 2012 declaró el aumento de la desigualdad como uno de los mayores “riesgos globales”. Además de lo anterior, niveles intolerables de desigualdad (por encima de la línea de alerta internacional que es un Gini de 0,40), dificultan la disminución de la pobreza y hacen más difícil tener un buen crecimiento económico. Esta última tesis fue ratificada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE – que en un informe reciente sostiene que las desigualdades en sus países afiliados nunca habían sido tan grandes en los últimos 30 años, pues mientras en los años 80 los más ricos ganaban siete veces más que los más pobres, esta diferencia pasó a 9,5.
Los ingresos de los hogares ricos y pobres han crecido en los últimos años pero los de la población de menores ingresos han crecido más lentamente. Esta brecha entre ricos y pobres frena el crecimiento económico de las naciones debido, según esta organización mundial, a la deficiente inversión de las familias de bajos ingresos en educación, lo cual mina la posibilidad de movilidad social y desarrollo de competencias.
Bogotá, polo de desarrollo de Colombia, es una aglomeración de 7.674.3663 habitantes, la quinta ciudad más poblada de Latinoamérica y la novena ciudad más densa del mundo con 22.980 habitantes por kilómetro cuadrado. Además es la ciudad de Colombia con el mayor ingreso per cápita, los mejores resultados en acceso a educación y la que más participa en la producción total de bienes y servicios del país (24,4%). Pese a estas potencialidades, el coeficiente Gini, siempre ha estado por encima de 0,5, tomando el valor más alto en 2002 (0,571), disminuyendo con el paso de los años. En 2012 logró bajar a 0,497 y en 2013, con un Gini de 0,504 Bogotá es la quinta ciudad más desigual de Colombia, dentro de las 13 principales ciudades.
En Latinoamérica, Bogotá es también la quinta ciudad capital más desigual con datos de 2010, superada solamente por Brasilia, Santo Domingo, La paz y Santiago de Chile. La relación entre el tamaño de las ciudades y la desigualdad es analizada por ONU-Hábitat en un estudio realizado con la CAF donde encuentran una relación directa entre estas variables. Por ejemplo, las ciudades con más de 5 millones de habitantes en promedio tienen un Gini de 0,553 en el periodo comprendido entre 1990 y 2010, cifra catalogada en el grupo de “Muy alta desigualdad”.
Este fenómeno se presenta porque aglomeraciones urbanas como Bogotá, incrementan la productividad laboral y generan diferenciales en el ingreso, proporcionando excedentes elevados que se concentran en pocas personas. También influyen las migraciones de población empobrecida a centros urbanos, los cuales generan mayores oportunidades laborales y condiciones de vida, y la provisión de educación de mejor calidad lo que puede contribuir a aumentar la especialización, los ingresos y con ello, las diferencias. Esto quiere decir que dentro de la población desplazada o migrante que llega a la ciudad, un grupo de ellas aprovechará las oportunidades que la ciudad brinda, pero otro grupo no. Esto necesariamente crea una brecha entre el grupo marginado lo cual inicialmente genera mayor desigualdad dentro de las familias en la capital.
La disminución de la desigualdad en Bogotá (que sigue siendo muy alta) va de la mano con las reducciones en las cifras de pobreza monetaria. Dentro de los determinantes de la pobreza están factores macroeconómicos como el comportamiento de la economía, del mercado laboral y las dinámicas de consumo de los hogares y de costo de vida. También influyen otros factores como el nivel educativo y el tamaño del hogar, además de estructuras familiares con alta dependencia. En general estos indicadores se han comportado mejor en Bogotá que en las demás partes de Colombia, lo cual hace que la capital presente la menor tasa de pobreza monetaria (10,2%) y la segunda menor incidencia de indigencia del país (1,6%), para el año 2013.
La presente nota editorial busca abordar las temáticas de desigualdad de ingresos y pobreza monetaria, fenómenos estrechamente relacionados y complejos que como se ha explicado anteriormente determinan, en gran medida, el desarrollo económico y la estabilidad social y política en los países y ciudades. En primer lugar se precisan algunos aspectos conceptuales y metodológicos. Luego se presenta un análisis para el año 2012 y 2013, que busca comparar la situación y los cambios presentados de un año a otro. Posteriormente, se desagregan los datos del comportamiento de los ingresos a través de la comparación del quintil 1 y 5, a través de las fuentes que los generan, la posición ocupacional y las ramas de actividad económica. Esto para entender la concentración de la riqueza en Bogotá y la desigualdad medida por el coeficiente Gini. Adicionalmente se muestra el mejoramiento en las cifras de pobreza monetaria e indigencia.
Aspectos conceptuales y metodológicos
Desigualdad (Coeficiente de Gini)
Para la actual administración de la ciudad resulta fundamental el cierre de las brechas y la segregación social, por lo que se han analizado los resultados de los datos de pobreza monetaria y desigualdad, publicados por el DANE, correspondientes al año 2013. Aunque dichos datos evidencian una situación mejor a la registrada en 2012 con respecto a pobreza y pobreza extrema, se constata un leve incremento en la medición de la distribución del ingreso, indicador que determina la forma como la sociedad reparte los ingresos totales de las personas y que se conoce como Coeficiente Gini. Este índice, es la medida que usa el DANE para mostrar desigualdad de los ingresos en Colombia. Aunque esta medida no abarca todas las dimensiones de la desigualdad (segregación espacial, exclusión social, disparidades en calidad de vida, etc), es un indicador aceptado mundialmente pese a sus limitantes.
La curva de Lorenz es una representación gráfica que muestra los porcentajes acumulados de ingreso recibido versus la cantidad acumulada de personas que lo percibe, agrupadas en quintiles, comenzando por la persona o el hogar más pobre. Según el Banco Mundial, la curva de Lorenz resulta útil para determinar el índice de Gini, a través de la medición de la superficie entre la curva de Lorenz y una línea hipotética de equidad absoluta, expresada como porcentaje de la superficie máxima debajo de la línea. La desigualdad se calcula teniendo en cuenta los ingresos de las personas y los hogares.
Los ingresos que estudia el DANE son de dos tipos: los percibidos efectivamente por remuneraciones al trabajo, pensiones, ayudas de familiares o del Estado, etc., y aquellos por imputación de los arriendos. Según el DANE, el proceso de imputación por propiedad es una homogenización del ingreso que hace posible las comparaciones entre hogares con diferente condición de ocupación de la vivienda, pues se dan diferencias importantes entre un hogar que paga alquiler a otro que es propietario o vive en usufructo6. Esta imputación es uno de los rubros de gasto considerados para la construcción de líneas de pobreza, por lo que se incluye el cálculo de los ingresos para propietarios, con el fin de garantizar consistencia al momento de estimar el porcentaje de personas en condición de pobreza. (DANE y DNP, 2012). En otras palabras, a los propietarios y usufructuarios se les pregunta cuánto pagarían de arriendo en el inmueble en el que viven, y este valor se suma como un ingreso adicional a los percibidos efectivamente.
El DANE estableció ocho categorías de ingreso mensual para las personas. Estas ocho fuentes son:
•Ingreso monetario por primera actividad (IMPA): Incluye el salario mensual, horas extras, subsidios (de alimentación, transporte, familiar o educativo), primas (técnica, de antigüedad, clima, orden público, otras), bonificaciones mensuales y primas anuales (navidad, vacaciones, etc.). Para los independientes incluye ganancia neta u honorarios
•Ingreso monetario por segunda actividad (ISA): Se aplica para todos los ocupados (asalariados, independientes y trabajadores familiares sin remuneración) e incluye: ingreso en dinero y/o en especie.
•Ingreso por especie (IE): Solo se aplica para asalariados e incluye: alimentos, vivienda, transporte, y otros como bonos sodexo y/o electrodomésticos.
•Ingreso monetario de desocupados e inactivos (IMDI): Incluye el ingreso por trabajo de desocupados e inactivos realizado en periodos anteriores al de referencia.
•Intereses y dividendos: por inversiones realizadas
•Pensiones y jubilaciones: por vejez, invalidez o sustitución pensional
•Ayudas: de hogares dentro y fuera del país, y de instituciones
•Arriendos: alquileres efectivos recibidos por el hogar.
De estas categorías, para el 2013 el ingreso por primera actividad representa el 76,2% del ingreso total de la población bogotana, seguido por las pensiones y jubilaciones (8,3%) y los arriendos efectivos (5,9%).
Pobreza monetaria
El DANE, define la línea de pobreza como el valor monetario de una canasta de bienes y servicios que suple las necesidades básicas de una persona. Por otra parte, la línea de pobreza extrema es el costo per cápita mínimo necesario para adquirir únicamente la canasta de bienes alimentarios, que permiten un nivel de sobrevivencia, y es actualizada con el componente alimentario del Índice de Precios al Consumidor de ingresos bajos (DANE, Boletín pobreza 2012-2013).
Aunque existen varios métodos implementados para medir la pobreza a nivel mundial, en Colombia se utilizan principalmente dos de ellos. El método directo identifica los hogares que no satisfacen un grupo específico de necesidades previamente establecidas como condiciones de la vivienda, educación, salud, etc. El otro método, el indirecto, lleva a cabo la identificación mediante el cálculo de un umbral mínimo, por lo general asociado a un nivel de ingreso o gasto, por debajo del cual se considera que una persona no puede satisfacer sus necesidades básicas. (DANE y DNP, 2012). El primer método es utilizado en el cálculo del Índice de Necesidades Básicas insatisfechas –NBI– y el Índice de Pobreza Multidimensional–IPM–. El método indirecto es aquel con el que el DANE construye las líneas de pobreza en el país.
¿Qué pasó en 2012?
El coeficiente Gini7 para Bogotá en el 2012 presentó su nivel más bajo desde 2002, posicionándose por debajo de 0,5. Mientras que en 2011 Bogotá ocupaba el tercer puesto (al igual que Pasto) dentro de las ciudades más desiguales de Colombia, en 2012 ocupó el puesto 11 dentro de las principales 23 ciudades, con un Gini de 0,497. La capital superó en igualdad de la distribución del ingreso a ciudades como Armenia (0,523), Cali (0,515) y Medellín (0,500). El coeficiente Gini en el ámbito nacional correspondió en 2012 a 0,539, que si bien disminuyó con respecto a 2011 (0,548), sigue siendo más alto que el de la capital.
Los resultados obtenidos en 2012 muestran que en Bogotá 20% de la población más rica concentra 49,3% del ingreso total, mientras el 20% más pobre 5,91%, pese a que el quintil 1 aumentó su participación 0,51 puntos y el quintil 5 la disminuyó en 3,4 puntos porcentuales. Esta es la evidencia que ratifica la disminución del coeficiente Gini, al disminuir la brecha entre los ricos y pobres, pues el quintil 1 aumenta su participación en el ingreso total y el quintil 5 lo disminuye.
En 2012, el ingreso total mensual de los hogares bogotanos alcanzó los 6,39 billones de pesos corrientes8 (cifra similar a la que tendrá que desembolsar el Estado para desarrollar planes que descontaminen el río Bogotá, según decisión del Consejo de Estado). Los ingresos de los bogotanos cayeron -1,6%, disminución explicada inicialmente por la variación negativa de -8% que experimentó el quintil 5, único grupo en el cual disminuyeron los ingresos con respecto a 2011. En contraste, los quintiles 1 y 2 presentan un importante aumento de sus ingresos totales mensuales de 7,7% y 9% respectivamente.
Al observar el comportamiento de las fuentes de ingreso en cada uno de los quintiles, se encuentra que en el aumento de los ingresos del quintil 1 influyó la variación del ingreso de primera actividad y el ingreso por especie. El Ingreso de Primer Actividad –IMPA– explica el 78% de los ingresos del quintil 1 y presentó una variación con respecto a 2011 de 8,1%. El ingreso por especie, que solo aplica para asalariados e incluye alimentos, vivienda, transporte, y otros como bonos Sodexo y/o electrodomésticos, presentó un incremento de 27,6%. Estos rubros por su definición constituyen los ingresos laborales, lo cual muestra que en el quintil más bajo, el 85,7% de los ingresos totales se refieren a la remuneración que la gente recibe por desempeñar una actividad laboral.
En contraste, el quintil 5 que cae -8%, presenta las principales variaciones en el ingreso monetario de primera actividad y los intereses y dividendos. El IMPA, que cayó -8% en este quintil, explica el 65,5% de los ingresos. En los quintiles altos, el IMPA hace referencia, además de los salarios, a las ganancias netas u honorarios de la actividad principal. Los ingresos por intereses y dividendos, por su parte, disminuyeron -49,9% (Gráfica 2).
Teniendo en cuenta que, según la Bolsa de Valores de Colombia9, los dividendos no cayeron en este periodo del año, sino que registraron buenos resultados pese al descalabro de una de las principales comisionistas de Bolsa – Interbolsa - se deduce que la variación negativa de esta fuente de ingreso se debe principalmente a la caída de los intereses que pagan las instituciones financieras a los ahorradores por productos que estimulan el ahorro de la población. En este sentido, es importante recordar que la tasa de intervención del Banco de la República, en 2012, se redujo 0,75 puntos, pasando de 5% en enero a 4,25% en diciembre. Cuando el Banco Central baja su tasa de intervención, los bancos comerciales reducen las tasas de captación de sus productos tradicionales, siendo los más afectados de esta política los CDT y las cuentas de ahorro. Ante esta situación resulta más rentable para los ahorradores invertir en otro tipo de alternativas.
Los ingresos de los bogotanos también se pueden analizar a través de la más importante categoría (ingreso de primera actividad –IMPA –). Con los datos de esta fuente es posible analizar rentas por posición ocupacional y ramas de actividad económica.
Por posición ocupacional, en el quintil 1 se destaca la variación en 12,8% de los ingresos de los empleados de empresa particular, que explica el 82,9% de los ingresos de este grupo. En el quintil 5, los empleados de empresa particular y trabajador cuenta propia, son las posiciones ocupacionales que más cayeron (-6,5% y -15,2%, respectivamente). Al remitirse a las ramas de actividad económica en el quintil 1, las dos principales son transporte, almacenamiento y comunicaciones (16,3%), e industria manufacturera (9,7%). En contraste, la caída de los ingresos del quintil 5 se observan en la caída reportada en la rama industria manufacturera y actividades inmobiliarias10.
Pobreza monetaria
En Bogotá la línea de pobreza para 2012 se ubicó en $219.101, lo cual significa que con esta cantidad de dinero un capitalino puede adquirir los bienes y servicios básicos para no ser catalogado como ‘pobre’. Como los hogares en el Distrito Capital, en promedio, están conformados por 3,3 personas11, podemos afirmar que un hogar pobre es aquel que cuenta con menos de $723.033. Bajo este criterio, durante el año pasado 11,6% de los bogotanos reportaron ingresos inferiores a esta línea de pobreza, es decir, aproximadamente 878.276 personas.
La pobreza en Bogotá ha bajado en los últimos años de forma sostenida, pues desde 2008 esta se ha reducido ocho puntos porcentuales, pasando de 19,7% a 11,6% en 2012. Así las cosas, Bogotá se ubicaba en el año analizado como la segunda ciudad del país con menores tasas de pobreza, después de Bucaramanga (esta última con 10,4%). Esto significa que cerca de 100 mil personas dejaron de ser pobres en la capital. Teniendo en cuenta que la línea de indigencia en Bogotá se ubicó en $95.192 en 2012, aumentando $3.653 con respecto a 2011. En la capital del país un hogar promedio de 3,3 personas se ubica bajo la línea de indigencia si obtiene menos de $314,133 para adquirir una canasta de bienes mínimos que garantice un consumo calórico de sobrevivencia. Aunque el porcentaje de incidencia de la pobreza extrema ha bajado sistemáticamente en la última década, 151.705 ciudadanos de Bogotá (2%) vivían bajo esta condición en 2012, cifra que contrasta con la publicada en el total nacional para este mismo año, donde la proporción de personas en extrema pobreza representaba el 10,4%, es decir, alrededor de cinco veces la tasa de la capital.
¿Qué pasó en 2013?
El Coeficiente Gini pasó de 0,497 a 0,504, lo cual representa para la ciudad capital un ligero cambio de tendencia que se venía presentando a la baja en el empeño de cerrar las brechas monetarias entre ricos y pobres. Bogotá se ubica entonces como la quinta ciudad más desigual del país, después de Medellín (0,506) y Cali (0,505). Dentro de las trece principales áreas metropolitanas, Bucaramanga es la ciudad con menor desigualdad por ingresos (0,437) y Montería la más desigual (0,525). En la nación el Coeficiente Gini se mantuvo en el mismo nivel de 2012 (0,539).
Para el 2013, el 20% de la población más rica concentró 51,4%, mientras el 20% más pobre, 5,85% del ingreso total. Aunque los ingresos totales de los quintiles aumentaron, la participación del quintil 5 aumentó 2,1 puntos porcentuales a costa de los demás quintiles, los cuales pierden participación en el total de ingresos de los hogares. Esta nueva configuración de participación en el ingreso total, explica el aumento del coeficiente de Gini, donde la brecha entre ricos y pobres vuelve a agrandarse dado el importante aumento del ingreso del quintil 5.
Los ingresos totales de los hogares en la ciudad fueron 7,18 billones de pesos corrientes, lo cual significa un incremento con respecto a 2012 de 9,7%, resultado en el que influyen las variaciones positivas que reportaron todos los quintiles. Estos ingresos representan aproximadamente la mitad del presupuesto de Bogotá para 2014 (14 billones 730 mil millones de pesos). No obstante, es importante precisar que estos ingresos no contemplan los subsidios del gobierno en especie, tales como el descuento en el mínimo vital de agua, deducciones en Transmilenio y Sistema Integrado de Transporte Público, los cuales afectan el ingreso disponible de la población más pobre.
El ingreso total de los hogares pertenecientes al quintil 1, que representa el 5,85% del total de ingresos en la ciudad, tuvo una variación de 8,6% con respecto a 2012. El quintil 5 aumentó su ingreso en 14,3%, cifra en la que además de recuperar lo perdido en 2012 (-8%), aumenta 6,3 puntos adicionales. Como efecto de lo anterior, el 20% de la población más rica de Bogotá incrementó su participación en el ingreso total, hasta ubicarse en 51,4%, concentrando la mitad de todos los ingresos de los bogotanos. Esto muestra que aunque los hogares de los quintiles más pobres perdieron participación en el total de la “torta” de ingresos, estos no cayeron, sino que por el contrario aumentaron 8,6%. La nueva distribución del ingreso se explica por el gran crecimiento experimentado por el quintil más rico.
Al observar el comportamiento de las fuentes de ingreso en cada uno de los quintiles, se encuentra que en el aumento de los ingresos del quintil 1 influyó la variación del ingreso de primera actividad. Para 2013 el IMPA explica el 69,5% de los ingresos del quintil 1, y presentó un cambio con respecto a 2012 de 6,7%, variación menor a la registrada en 2012 para la misma fuente.
En contraste, el quintil 5, cuyo aumento alcanzó 14,3%, presenta las principales variaciones en el ingreso monetario de primera actividad y los arriendos. El IMPA aumenta 16,6%, cuando en 2012 la cifra fue negativa y correspondió a -8%. Este rubro explica el 78,7% de los ingresos del quintil 5. Por su parte las rentas por arriendos se incrementaron en 29,7%.
En el quintil 1 la posición ocupacional ‘empleado de empresa particular’ varió 11,8%. Este rubro explica el 95,4% de los ingresos derivados en las diferentes posiciones ocupacionales. Con respecto a las ramas de actividad económica se destacan los resultados de comercio, hoteles y restaurantes (10,5%), e industria manufacturera (17,4%).
En el quintil 5, el ingreso de obreros o empleados de empresa particular varió 16,9%. Este rubro explica el 55,2% de los ingresos analizados por posición ocupacional. El otro rubro que también presentó un comportamiento notorio fue trabajador por cuenta propia que varió 26%. En cuanto a las ramas de actividad, las que más se incrementaron en el quintil 5 fueron actividades inmobiliarias (36%) y servicios comunales, sociales y personales12 (18,9%).
Pobreza monetaria
En 2013, las líneas de pobreza monetaria y de indigencia aumentaron 2% y 1,6%, respectivamente. La primera se ubicó en 223.518 y la de pobreza extrema $96.729. Un hogar bogotano promedio compuesto por 3,3 personas necesita, entonces, $737.609 para no ser catalogado como un hogar pobre, y $319.205 para superar la indigencia. La incidencia de la pobreza durante 2013 siguió la tendencia a la baja que ha mantenido desde 2008 cuando la pobreza se ubicó en 19,6%. El porcentaje de ciudadanos pobres pasó de 11,6% en 2012 a 10,2% en el 2013. Esto significa que en 2013 hubo 782.785 personas en esta condición en la capital, es decir, que 95.491 dejaron de ser pobres con respecto a 2012. Entre las trece principales áreas metropolitanas, el Distrito Capital es la ciudad del país con el menor porcentaje de pobreza, superando incluso a Bucaramanga (10,3%) que, en 2012, ostentó esta condición. A nivel nacional, la pobreza se ubicó en 30,6% (2,1 puntos porcentuales menos que en el año 2012). La pobreza extrema también presentó un significativo avance, pues luego de mantenerse en el 2011 y 2012 sobre 2%, en el 2013 logró bajar hasta ubicarse en 1,6%, cifra que sigue siendo inferior a la nacional (9,1%). Bogotá, como en el 2012, continúa siendo la segunda ciudad del país con menor pobreza extrema, luego de Bucaramanga cuya cifra (1,2%) no varió con respecto a la anterior medición en 2012. En este sentido 28.637 personas dejaron la condición de indigencia en la capital.
Conclusiones
Mientras que en 2012, los ingresos totales cayeron -1,6%, en 2013 hubo una recuperación luego de que éstos aumentaran 9,7%. Esto significa que para 2013, la economía generó más ingresos para repartir entre la ciudadanía bogotana.
El quintil 1, aumentó sus ingresos totales durante 2012 y 2013, 7,7% y 8,6% respectivamente. En cambio el quintil 5, que en 2012 cayó -8%, revierte esta situación al recuperarse en 2013 subiendo a 14,3%. Lo anterior implica que aunque los dos quintiles aumentan sus ingresos en 2013, el quintil 5 lo hace a una proporción mayor, por lo cual se queda con una más grande participación en la “torta” de ingresos general. Dada esta situación el panorama de la concentración del ingreso cambió pues el 20% de la población más rica, pasó de concentrar 49,3% en 2012 a 51,4% en 2013.
En 2012 el coeficiente Gini disminuye porque caen los ingresos del quintil 5 frente a un importante aumento del ingreso del quintil 1. Esta situación contribuye a cerrar un poco la brecha entre ricos y pobres. Por otra parte en 2013, se presenta un ligero cambio de tendencia al subir el coeficiente Gini en la capital, explicado por un aumento más acelerado de los ingreso del quintil 5 con respecto a los del quintil 1. Aunque los dos quintiles aumentaron sus ingresos los cambios en el quintil 5 aumentan más que proporcional e impactan más el coeficiente Gini por el porcentaje de participación que tienen en el total de ingresos de la ciudad.
La principal fuente de ingresos para los Bogotanos es el ingreso por primera actividad – IMPA- el cual explica más del 60% del ingreso percibido en la capital. Este tipo de ingreso que incluye el salario mensual de los asalariados y otros beneficios como subsidios, primas y bonificaciones, además de ganancias y honorarios para el caso de los independientes, representa en el 2012 para el quintil 1 el 78% de su ingreso y para 2013 bajó levemente hasta ubicarse en 69,5%. Por el contrario el IMPA en el quintil 5 pasó de representar 65,5% a 78,7% aumentando la importancia de este rubro en el nivel más alto de ingreso.
Pese a que el coeficiente Gini pasó de 0,497 a 0,504, Bogotá continúa ocupando el quinto puesto dentro de las ciudades más desiguales de Colombia, después de Montería, Pasto, Medellín y Cali. En cuanto a la pobreza monetaria, actualmente Bogotá es la primera ciudad de Colombia con menor pobreza monetaria y la segunda con la tasa más baja de pobreza extrema en el país. En el 2012 la capital logró sacar de la condición de pobreza a 100 mil personas y en 2013 aproximadamente a 95 mil. Las cifras indican que los ingresos del quintil 1 han aumentado en 2012 y 2013, lo cual es coherente con los datos de disminución de pobreza monetaria. El hecho de que la desigualdad haya aumentado en 2013 se debe principalmente a la diferencia en las ganancias de los quintiles 1 y 5 y su participación en el total de ingresos. En este sentido, cambios en los ingresos del quintil 5 afectan más el Gini por el porcentaje de participación que tienen en el ingreso total.
Aunque normalmente se expresa que reducir la pobreza es una tarea del orden nacional, dados los factores que la determinan, los gobiernos locales pueden desarrollar acciones que contribuyan a la disminución de este flagelo en la sociedad. Es así, como las políticas que buscan aumentar el ingreso disponible como las implementadas en la capital de la República – Mínimo Vital de agua y subsidios a las tarifas del transporte público – han contribuido en el aumento del gasto de los hogares y a la disminución de personas que no pueden adquirir la canasta básica de bienes y servicios.
Bogotá debe seguir en la senda de acortar las distancias entre la población de los diferentes quintiles de ingreso, aumentando los que obtienen los quintiles de ingreso más bajos. La política de subsidios de la administración distrital ha sido muy útil en este propósito. Estudios al respecto aún inéditos13 hablan de que el coeficiente Gini disminuye considerablemente con la implementación de subsidios focalizados en servicios públicos, educación y salud, tema que Bogotá ha liderado con éxito en los últimos años. Además de lo anterior, hay que seguir fortaleciendo las políticas activas de empleo lideradas por la administración, y seguir manteniendo en la ciudad una baja inflación que mejore la capacidad adquisitiva de los quintiles de ingreso más bajos.
Adicionalmente es importante propiciar un entorno legal y administrativo que elimine la impunidad, combata la corrupción y regule los sistemas fundados en la captación de rentas14. Fortalecer las instituciones, los programas sociales efectivos y tener una buena articulación entre el gobierno central y el distrital, también son medidas eficaces que según los expertos pueden garantizar avances significativos en la lucha contra la desigualdad y la pobreza. Al concluir en su más reciente informe, que la desigualdad económica frena el crecimiento, la OCDE expresa que la lucha contra las desigualdades mediante impuestos y transferencias no afecta al crecimiento como se argumenta comúnmente sino que puede ser favorable para cerrar las brechas. Además, insta a los poderes públicos a que concentren sus políticas de ayuda en el 40% más vulnerable15.
La desigualdad en los ingresos se ha convertido con el paso de los años en un problema universal al cual los gobiernos están poniendo cada vez más atención. En años anteriores se pensaba que para generar bienestar social solo bastaba garantizar crecimiento económico sostenido en los países, pero al observar fenómenos de segregación espacial y económica, se entendió que además de crecimiento económico deben existir políticas redistributivas que permitan que la riqueza sea para toda la población. Pese a las potencialidades de Bogotá, el coeficiente Gini, siempre ha estado por encima de 0,5, tomando el valor más alto en 2002 (0,571), disminuyendo con el paso de los años. En 2012 logró bajar a 0,497 y en 2013, con un Gini de 0,504 Bogotá es la quinta ciudad más desigual de Colombia, dentro de las 13 principales ciudades.