Dinámica Comercial de Bogotá con Venezuela
Dinámica Comercial de Bogotá con Venezuela
A pesar de que durante muchos años Venezuela fue el principal socio comercial de Colombia y de Bogotá, la difícil situación de las relaciones entre los dos países y la crisis económica del vecino país han golpeado fuertemente el comercio bilateral a partir de 2008, situación que hasta ahora no se ha reversado completamente. No obstante, el país bolivariano todavía es de gran importancia tanto para Colombia como para Bogotá debido a que tenemos economías complementarias. Adicionalmente, gracias a la proximidad geográfica, su situación económica y política afecta múltiples aspectos de nuestra economía.
La presente nota editorial del Observatorio de Desarrollo Económico analiza las principales características del comercio entre Bogotá y Venezuela, brindando al lector información sobre el estado de la economía venezolana y su impacto en el comercio nacional y local, así como el comportamiento histórico de las compras de bienes y servicios entre las dos economías.
Relaciones comerciales entre Bogotá y Venezuela
En el caso de Bogotá, Venezuela aun es un actor importante para el comercio exterior de la ciudad, pues es el tercer destino de sus exportaciones, y participa con 7% de las ventas externas totales de la ciudad. Sin embargo, la crisis en las relaciones binacionales desde 2010 ha afectado fuertemente el comercio con el vecino país, que hasta entonces era el principal socio comercial de la capital. De hecho, las exportaciones hacia Venezuela pasaron de representar 37% del total de las ventas externas de Bogotá en 2008 a representar sólo 9% en 2013 y 7% en el primer trimestre de 2014.
La balanza comercial de Bogotá con el vecino país también refleja la difícil situación política que se ha vivido a nivel nacional en los últimos años. De esta forma, aunque la balanza siempre ha sido positiva para Bogotá, presentó una caída de 70% en su valor entre 2009 y 2013. Adicionalmente, es de resaltar que tanto las exportaciones como las importaciones disminuyeron desde 2008 hasta 2010, llegando a su punto más bajo en ese año. En 2011 tanto importaciones como exportaciones presentaron el primer indicio de recuperación, en especial las importaciones bogotanas desde Venezuela que aumentaron 90% con respecto al año anterior. Esto se reflejó en una balanza comercial que aunque aún positiva, fue inferior a la de 2010. En 2012 las importaciones declinarían de nuevo mientras que las exportaciones crecieron, lo que repercutió en un aumento de 37% en la balanza comercial. Finalmente, en 2013 la balanza disminuyó de nuevo por cuenta de la caída de 35% en las exportaciones.
Por su parte, las exportaciones de Bogotá hacia Venezuela han mostrado una tendencia similar a la nacional, con un desplome significativo en 2009, el cual continuó hasta 2010, lo que resultó en una disminución de 74% en las ventas hacia el vecino país en el periodo 2008-2010. En 2011, con la recuperación de las relaciones entre los dos países, las compras desde Venezuela hacia la capital presentaron un crecimiento moderado de 6%, el cual se acentuó aún más en 2012, año en que aumentaron 21%, llegando a 444 millones de dólares. Esto se debió principalmente a las mayores ventas de sustancias y productos químicos (41%) y de productos textiles (40%). Sin embargo, en 2013 cayeron 35%, reversándose la tendencia positiva de 2012. Esta nueva contracción se debió principalmente a la disminución en las exportaciones de prendas de vestir (-51%) y tejidos (-62%).
Tipos de productos exportados de Bogotá hacia Venezuela
La oferta de la capital hacia Venezuela se compone principalmente de productos manufacturados, donde se destacan las sustancias y productos químicos, los textiles, las prendas de vestir y los alimentos y bebidas.
La composición de las exportaciones de Bogotá hacia Venezuela no ha presentado cambios significativos en los últimos 5 años. Sin embargo, algunos sectores se vieron más afectados que otros por la crisis en las relaciones de los dos países. En efecto, los dos sectores de mayor importancia, productos químicos y textiles, presentaron los descensos más importantes durante 2010, cayendo más de 60% en los dos casos. Además, mientras que el resto de los sectores presentaron recuperaciones moderadas en 2011, las prendas de vestir comenzaron a tener una dinámica positiva sólo hasta 2012. En ese año todos los sectores presentaron recuperaciones importantes, pero en 2013 se desplomaron nuevamente, especialmente las ventas de textiles y prendas de vestir, las cuales llegaron a niveles inferiores a los observados en 2010.
Adicionalmente, en el primer trimestre de 2014 continuó la tendencia negativa de las exportaciones de la ciudad hacia Venezuela. Esto se debe principalmente a que la tendencia negativa de las exportaciones de prendas de vestir continúa en lo que va corrido del presente año, cayendo 93% en el primer trimestre con respecto al mismo periodo de 2013.
Esto resultó en una recomposición de los principales sectores de exportación de Bogotá hacia el país bolivariano, de forma que las prendas de vestir pasaron a representar sólo 1% de las ventas totales, con ventas por 308.600 millones de dólares FOB, mientras que la maquinaria y equipo pasó a ocupar el segundo lugar de importancia con 13% de las exportaciones, lo que corresponde a 6,1 millones de dólares. Esto sucedió gracias a que este sector presentó crecimientos importantes en 2011, 2012 y el primer trimestre de 2014. Adicionalmente, es de resaltar que tanto las ventas de textiles como los alimentos y bebidas cayeron en este periodo, mientras que los productos químicos se recuperaron.
Relaciones comerciales y políticas entre Venezuela y Colombia
Las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela desde los años 70 hasta 2006 se circunscribieron en el marco del Pacto Andino (nombrada Comunidad Andina de Naciones-CAN-posteriormente). Este pacto surgió en mayo de 1969 como una reacción a las dificultades prácticas de adelantar la integración a escala latinoamericana. La CAN agrupó en un comienzo a Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú. El propósito era mejorar juntos el nivel de vida de sus habitantes mediante la integración y la cooperación económica y social. En 1973 Venezuela se adhirió al Acuerdo y en 1976 Chile se retiró de él.
La adhesión de Venezuela al Pacto Andino permitió el incremento del comercio binacional entre Colombia y Venezuela, en un contexto en el que las uniones aduaneras eran consideradas el mejor instrumento de integración. Los países andinos eliminaron entre si los aranceles y formaron una zona de libre comercio en 1993, donde las mercaderías circulaban libremente. Esto permitió que el comercio entre estas comunidades creciera vertiginosamente y que se generaran miles de empleos. Se liberalizaron también los servicios, especialmente el transporte en sus diferentes modalidades.
Dentro del grupo, Colombia y Venezuela, cuyo intercambio comercial e interdependencia económica eran los más estrechos, decidieron profundizar y acelerar su integración binacional, proceso que se facilitó por el acercamiento que registraron sus políticas macroeconómicas y el dinamismo que mostraron sus economías, de modo que el intercambio tuvo un avance sin precedentes desde comienzos de los años 90. Sin embargo, Venezuela anunció su retiro en 2006 debido a los Tratados de Libre Comercio que firmarían Colombia y Perú con Estados Unidos.
Adicionalmente, en 1995 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre México, Colombia y Venezuela (TLC-G3), el cual se extendió hasta 2006. El TLC-G3 incluyó una importante apertura de mercados de bienes y servicios y estableció reglas en materia de comercio e inversión, contemplando un programa de desgravación para la mayoría del universo arancelario en un período de 10 años, quedando excluida la mayor parte del sector agropecuario. No obstante, Venezuela también abandonó este Grupo para unirse al Mercosur en 2006, con lo que el grupo terminó siendo sólo de 2 países.
Las relaciones políticas entre Colombia y Venezuela comenzaron a deteriorarse a partir del segundo periodo presidencial de Hugo Chávez, y el comercio bilateral lo resintió. En 2003 se presentó una caída de las exportaciones de Colombia a Venezuela ocasionada por las restricciones en el acceso de divisas para importar impuestas por Venezuela. A pesar de esto, en los últimos tres meses de 2003 la balanza comercial colombovenezolana pasó a ser positiva para Colombia, como resultado de la recuperación de la economía venezolana y por la eliminación de las trabas al comercio binacional, no obstante la compleja situación política que vivía el vecino país. Posteriormente, en 2006 Venezuela se retiró del Pacto Andino y el Grupo G-3, los principales acuerdos comerciales que mantenía con Colombia.
En 2009, en medio de una creciente tensión con su colega Álvaro Uribe a raíz del anuncio de un acuerdo militar que fue firmado entre Bogotá y Washington para la utilización de siete bases colombianas para la lucha anti-drogas y anti-terrorista, el gobierno del presidente Chávez rompió relaciones con el gobierno colombiano alegando que las bases eran para espiar y desestabilizar países vecinos a Colombia. Chávez redujo el comercio binacional con Colombia al mínimo, acción que el gobierno colombiano calificó como "embargo económico”. Fue en este año precisamente que el comercio entre las dos naciones sufrió el primer revés de importancia, después de que Colombia anunciara una queja contra Venezuela ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por la no renovación de permisos fitosanitarios a los exportadores. Venezuela adoptó medidas sanitarias y fitosanitarias que afectaron la venta de carne, huevos, pollos, café, ganado en pie, frutas y hortalizas de Colombia. Según el gobierno colombiano, esas medidas no fueron informadas oportunamente a través de los canales oficiales ni tampoco fueron notificadas a la OMC. Adicionalmente, en este año existían otras trabas al comercio, como las dificultades en el otorgamiento de licencias técnicas para las confecciones y otros productos y, especialmente, las demoras en los pagos. Como resultado de esta situación las exportaciones desde Colombia hacia Venezuela cayeron 36% en 2008-2009 y 67% en 2009-2010. De esta forma, Colombia pasó de participar con 14% en las compras externas de Venezuela en 2008, a representar sólo 4% en 2010. En ese año Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Colombia, luego de las acusaciones que presentó Bogotá ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre la presunta existencia de campamentos de las FARC y el ELN en Venezuela.
Esta situación no duraría, pues con el comienzo del periodo presidencial de Juan Manuel Santos en agosto de 2010 se reanudaron las relaciones diplomáticas de los dos países.
En 2011 Venezuela concretó su salida de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) tras cumplirse los cinco años que tenía como plazo para dejar atrás obligaciones y derechos con este grupo regional. A pesar de que en el momento de la presentación de la Denuncia del Tratado (en 2006) cesaron los derechos y obligaciones que había adquirido en el marco de la integración andina, aún permanecía el derecho de importar y exportar libre de todo gravamen y restricción, de los productos originarios de cualquiera de los Países Miembros, el cual cesó en 2011.
Por esta razón a finales de 2011 se suscribió entre Colombia y Venezuela un acuerdo de preferencias arancelarias que regiría los intercambios comerciales de ahí en adelante. El objetivo del acuerdo era quitar las barreras arancelarias de aquellos productos que podrían tener un impacto en el volumen de comercio con el fin de incrementarlo. En este sentido, los dos gobiernos convinieron la suscripción de un acuerdo de Alcance Parcial de Naturaleza Comercial, con el otorgamiento de preferencias arancelarias aplicables a las importaciones de productos originarios de ambos países.
El convenio incluyó la importación, exportación, ensamblaje, manufactura, procesamiento, almacenamiento, venta, distribución y disposición de maquinarias e implementos para la construcción, ensamblados con componentes importados o nacionales. Sin embargo, la recuperación de la dinámica comercial ha sido lenta y es todavía muy lejana frente a los niveles de 2008, razón por la cual los empresarios buscaron nuevos mercados obteniendo como resultado una diversificación en las exportaciones, eliminando la dependencia que tenían con Venezuela.
Adicionalmente, se puso en evidencia la gran deuda que tenían los empresarios del vecino país con los colombianos, razón por la cual, a través de mesas de trabajo, se impuso una serie de medidas que garantizaran el pago de los productos nacionales. De esta forma se logró el compromiso del pago de la cartera y de pagos anticipados a través de acuerdos empresariales.
En 2013 la difícil situación económica por la que atravesaba la economía venezolana llevó al gobierno a buscar nuevas negociaciones tras el desabastecimiento de varios de sus productos. De esta forma, en septiembre de ese año, el presidente de Colombia firmó un acuerdo con Venezuela para venderle al país vecino ciertos productos agropecuarios por 600 millones de dólares. De esta forma, las cifras de exportaciones de Colombia hacia Venezuela en 2013 reflejaban un aumento en los grupos de productos que pidió el Gobierno de Nicolás Maduro, cuando se vivía un fuerte desabastecimiento en ese país. El Gobierno venezolano solicitó cabezas de ganado, carne congelada, carne en canal, leche en polvo, leche UHT, mantequilla, margarina, aceite, pollitos de un día, huevos y harina de trigo. El incremento fue significativo en el renglón de ‘animales y sus productos’, que tuvo una variación positiva de 43,1% con respecto a 2012. Además, aunque mucho menor, el grupo de ‘alimentos, bebidas y tabaco’ también experimentó una variación positiva (4,3%). A pesar de esto, el comercio entre las dos naciones aún no ha presentado una reactivación contundente, en parte debido a que los trámites para vender a Venezuela son largos y complejos, pero además porque persiste la misma inquietud de los últimos años: la falta de confianza en el sistema de pagos y las deudas pendientes. En este sentido son de especial preocupación los montos adeudados en temas de servicios aéreos.
Perspectiva de la economía venezolana
Venezuela es la quinta economía de América Latina, después de Brasil, México, Argentina y Colombia, con un PIB de 381 mil millones de dólares y una población de 29,95 millones de personas1. Es una economía mixta orientada a las exportaciones, cuya principal actividad económica es la explotación y refinación de petróleo para la exportación y consumo interno. De hecho, la exportación de hidrocarburos pasó de representar 76% de las exportaciones totales en 1999 a representar 86% en 2005 y en 2012 esta cifra se elevaba a 96%. Su principal socio comercial es Estados Unidos, de forma que Venezuela aporta 6% del crudo que consume la nación norteamericana.
El rubro de exportación no petrolero más importante del país vecino corresponde a productos químicos orgánicos, principalmente alcoholes y sus derivados. Adicionalmente, dado que Venezuela es uno de los principales productores de hierro y bauxita (la principal mena para extraer aluminio), esta industria es de gran importancia para ese país, representando 28% de las exportaciones no petroleras.
En Venezuela rige un férreo régimen cambiario desde 2003 en el marco del cual el dólar se cotiza oficialmente en 6,30 bolívares, mientras que en el mercado paralelo supera en diez veces la tasa oficial. Los empresarios y ciudadanos pueden comprar dólares a precio oficial a través de subastas o de asignaciones a través de la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), pero en los últimos meses el gobierno ha denunciado que parte de esas divisas son revendidas en el mercado negro en un fenómeno que el presidente Nicolás Maduro denomina "cadivismo".
Adicionalmente, este país, que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo, es golpeado por una severa crisis económica con una inflación que cerró 2013 en 56% y altos niveles de escasez. La causa de la inflación es la gran cantidad de dinero que imprime el Banco Central para suplir el enorme gasto público del Estado que los ingresos del petróleo— que está en manos del gobierno— no alcanzan a suplir. La inflación en Venezuela siempre ha sido alta, así como la liquidez monetaria, en parte debido a que se convirtió en una economía rentista que depende de los ingresos del petróleo.
Entre 2012 y 2013 las exportaciones petroleras representaron 96,3% del total de exportaciones del país, la más alta tasa de dependencia jamás registrada desde que en 1950 se comenzaron a llevar las cuentas nacionales venezolanas. Por su parte, la escasez de productos es resultado de la limitada producción nacional de bienes básicos que no suple las necesidades de la gente (es decir, la demanda), razón por la cual Venezuela depende de las importaciones. Dado que la cantidad de dólares disponibles a la tasa oficial es restringida, muchos comerciantes han tenido que comprar dólares en el mercado negro para poder importar, así que deben cobrar precios muy altos para poder obtener ganancias.
Adicionalmente, si las compañías no pueden comprar dólares, tampoco pueden importar. Para agravar la crisis de escasez, tanto en el caso de las importaciones privadas como en el de las públicas, así como con los bienes nacionales sujetos a regulación de precios por debajo de costos de producción, se observan rutas de contrabando bien establecidas con alto tráfico hacia los mercados de los países vecinos, así como a los mercados negros locales. Los diferenciales de precios reales entre los bienes e insumos en bolívares (muy bajos a la tasa no oficial) y los internacionales han convertido la tarea de mantener el suministro normal de productos e insumos dentro del país en una misión prácticamente imposible de lograr.
Todo esto ha generado una crisis cambiaria compleja de grandes dimensiones, originada por excesos con recursos fiscales y petroleros dentro y fuera del país. Este aspecto ha causado una altísima sobrevaluación en la tasa de cambio oficial y la tendencia a mantener una tasa de cambio oficial sobrevaluada en la última década llevó al Gobierno a exigir, bajo distintos mecanismos de aportes a cuentas externas, una mayor proporción de los ingresos en moneda extranjera de Petróleos de Venezuela -PDVSA (empresa petrolera estatal). Para ello, se creó desde 2010 una aguda limitación financiera en esta empresa y se restringió el suministro de divisas petroleras al Banco Central de Venezuela y por tanto a Cadivi. Las medidas de Venezuela limitan el acceso a las divisas para el comercio exterior en general.
Ante esta situación, en enero de este año el presidente Maduro anunció nuevas medidas para combatir la crisis cambiaria. El principal cambio fue la desaparición del Cadivi de forma que entró a hacer parte del Centro Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), institución que ahora se encarga de asignar los dólares a las importaciones. Adicionalmente, con este plan se adoptó un sistema de bandas cambiarias, donde el piso viene dado por la tasa de cambio Cadivi-Cencoex de 6,3 bolívares por dólar, reservada para rubros preferenciales (alimentos, estudiantes, industria, agro etc.), los cuales representan cerca de 74% de la canasta importadora. Por otra parte, se fortaleció el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), un mecanismo por el que particulares y empresas adquieren divisas a través de subastas para sectores no prioritarios a una tasa aproximada de 11,8 bolívares.
De esta forma, el techo de la banda sería “flotante”, basándose en la tasa de cambio Sicad de 11,8 bolívares para 21% de la canasta de importación, y donde 5% restante se transa al mercado paralelo. Esto generó que la tasa de cambio ponderada se devaluara 17%, suponiendo que 5% se transa a 80 bolívares por dólar. En efecto, la tasa de cambio en el mercado paralelo continuó devaluándose, pasando de 62,2 a 80,7 bolívares por dólar entre diciembre de 2013 y febrero de 2014. Esto obligó al gobierno venezolano a lanzar un mecanismo adicional para asignar más divisas en el mercado, denominado Sicad- II, que consiste en una segunda ronda regular de subastas con menos limitaciones y con la participación de bancos comerciales.
Por último, otro de los problemas que aflige a la economía venezolana es la deuda. De hecho, a juicio de varios analistas, Venezuela cayó en una cesación de pagos (default) selectiva ya que acumula deudas por más de 14.000 millones de dólares en el mercado interno. Las deudas con importadores de automotores y autopartes, alimentos, salud, químicos y aerolíneas superan los 14.000 millones de dólares. Muchas industrias se han paralizado por falta de insumos, entre ellas cinco ensambladoras de autos, y las compañías aéreas han reducido drásticamente sus vuelos o han abandonado el mercado como en los casos de Air Canada y Alitalia.
Conclusiones y recomendaciones
Venezuela es una economía que en la actualidad enfrenta grandes dificultades como consecuencia de las políticas macroeconómicas implementadas en la última década, en especial su política cambiaria y fiscal. Estos problemas no parecen tener una solución próxima y generan un clima de incertidumbre en todos los sectores. En particular, existe un enorme déficit fiscal que está entre 15 y 18% del PIB, el mercado paralelo del dólar está desenfrenado (a una tasa 10 veces mayor que la oficial), las reservas están en caída (disminuyeron 8.000 millones de dólares en 2013) y existe una alta dependencia frente a la producción petrolera. El panorama a futuro no es más alentador. Los economistas estiman que la inflación rozará 70% al final de 2014 y que la economía se contraerá por lo
menos 2%.
Ante el progresivo deterioro económico, el gobierno de Venezuela tendría que aplicar medidas cuanto antes para ajustar su sobrevaluado bolívar, lo que sería una espada de doble filo porque alentaría la inflación pero aliviaría las cuentas del gobierno y el crónico desabastecimiento. Sin embargo, esta medida generaría un encarecimiento de la canasta para los importadores venezolanos, además de apreciar la tasa de cambio peso-bolívar. De esta forma, los exportadores colombianos estarían enfrentando una pérdida de competitividad
frente a Venezuela debido al encarecimiento relativo de nuestros productos, dada la devaluación del bolívar frente al dólar. Esto haría pensar que será difícil alcanzar la meta establecida por el gobierno de 3.000 millones de dólares en ventas de Colombia a Venezuela en 2014, teniendo en cuenta que en 2013 sólo se alcanzaron 2.200 millones, y que a la hora del pago hay problemas de garantías.
En caso de que este sea el escenario, los productores bogotanos deberán continuar sustituyendo el mercado venezolano por otros destinos. Este es el caso de Brasil, donde el potencial de consumo del mercado es significativo, teniendo en cuenta las dimensiones del país, el volumen poblacional, su tasa de crecimiento y la baja media de edad. En el caso de las ventas desde Bogotá, aunque Brasil representa sólo 2% del total, este es un mercado que ha presentado un impulso importante durante 2014, aumentando 20% en el primer trimestre. Es destacable el significativo aumento del potencial del consumo de artículos textiles, debido a la expansión de su población y a la reducción del precio medio de los artículos producidos localmente. De esta forma, el desplome de las ventas de prendas de vestir hacia Venezuela puede ser compensado con exportaciones de estos productos hacia Brasil.
Asimismo, en el sector de alimentos y bebidas, cuyas ventas hacia Venezuela también se han desacelerado, se tiene como alternativa el mercado alemán, que es el mayor mercado europeo para productos de alimentación y es el segundo importador de productos agrícolas en el mundo. En este país los productos picantes son cada vez más populares, incluso en chocolates y postres. En las ventas al por menor alemanas los productos étnicos tienen un volumen cercano a 500 millones de euros y han crecido 20% anual. La moda de la comida étnica y los platos exóticos crean un potencial muy atractivo para estos productos. Otros mercados con gran potencial se encuentran en Europa, región con la cual se facilita la comercialización de los productos locales con la implementación del TLC. En particular se puede mencionar a Bélgica y Holanda, que incrementaron sus compras a la capital en el primer trimestre de 2014 en 42% y 35% respectivamente. Estos mercados tienen gran potencial para alimentos y bebidas como azúcares, mieles, productos de derivados del cacao y el café, así como productos manufacturados como calzado, manufacturas de cuero, y, en el caso de Holanda, prendas de vestir.
En el caso de Bogotá, Venezuela aún es un actor importante para el comercio exterior de la ciudad, pues es el tercer destino de sus exportaciones