Crisis mundial de alimentos
Se ha vuelto común que en los medios hablados y escritos se informe sobre los disturbios provocados por importantes sectores de la población de un creciente número de países del mundo que protestan por el crecimiento desbordado de los precios de los alimentos, tendencia alcista que se ha acelerado en los últimos meses. Los países se encuentran frente a una crisis alimentaria que, de no enfrentarse con las medidas apropiadas, se podría convertir en una amenaza potencial para el crecimiento económico y la estabilidad mundial, por el fantasma del hambre de millones de personas que ella impli-ca, más grave incluso que la crisis de los mercados financieros de la que no se conocen todavía todas sus consecuencias. Los sectores de la población más pobre del mundo son y continuarán siendo, sin lugar a dudas, los más afectados y vulnerables a esta ola alcista de precios de los alimentos.
En este contexto, algunas organizaciones han advertido sobre el alto riesgo de una explosión social generada por el hambre en las naciones pobres. Al respecto, Michel Barnier, Ministro de Agricultura de Francia, sostiene que “La produc-ción agrícola con fines alimentarios debe ser claramente prioritaria”, mientras que Rodrigo Rato, director del Fondo Monetario Internacional, afirma que producir biocombusti-bles a partir de alimentos plantea “un verdadero problema moral”, en momentos que los países pobres se enfrentan a una grave crisis alimentaria.
Para el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, la per-sistencia en el crecimiento de los precios de los alimentos pro-vocará que 100 millones de personas más podrían acabar en la extrema pobreza y se pondría en peligro el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, uno de los cuales es el de reducir a la mitad la pobreza en el mundo en el año 2015.
Los sectores de la población más pobre del mundo son y continuarán siendo, sin lugar a dudas, los más afectados y vulnerables a esta ola alcista de precios de los alimentos.